En los últimos años se ha presentado un aumento creciente en investigaciones que evidencian la relación entre estrés y enfermedad cardiovascular.

El estrés laboral puede incrementar el riesgo cardiovascular por varios mecanismos:

1.De manera indirecta al favorecer hábitos no saludables como el tabaquismo, sedentarismo, alimentación no sana.

2.De manera directa al sobre activar el sistema nervioso autónomo simpático.

3.El estrés laboral puede estar relacionado con cambios en el sistema de coagulación.

Algunos estudios han asociado el estrés laboral con niveles de lípidos alterados, lo cual podría representar un mecanismo adicional que incremente el riesgo cardiovascular.

Según un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Public Health, “The relationship between job stress and dyslipidemia” (1) realizado por la Sociedad de Prevención de Ibermutuamur, en colaboración con expertos del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y la Universidad de Santiago de Compostela (España), se analizó el estrés laboral y los diferentes parámetros asociados con el metabolismo de los ácidos grasos en el organismo de 91.593 empleados españoles (de ambos sexos) que acudieron a realizarse un chequeo médico.

Se encontró que la prevalencia de estrés laboral fue del 8.7% y se asoció significativamente con un mayor riesgo de padecer dislipidemia. Concretamente, estos empleados presentaron mayor probabilidad de sufrir niveles anormalmente altos de LDL, niveles excesivamente bajos de colesterol HDL, e índices de aterogenicidad positivos.

Con respecto a los posibles mecanismos que vinculan el estrés laboral con la dislipidemia, la exposición crónica al estrés puede alterar diferentes aspectos de la ingesta de lípidos y el metabolismo a través del eje hipotálamo- hipófisis- adrenal. Esto puede resultar en niveles elevados crónicos de cortisol e incremento del depósito de grasa visceral (obesidad abdominal), lipólisis, circulación de ácidos grasos (causando resistencia a la insulina y dislipidemia asociada) y cambios en el apetito, aumentando de este modo la ingesta de alimentos que proporcionen energía.

Sin embargo, sus autores manifiestan que se necesitan más investigaciones para determinar los mecanismos psicofisiológicos subyacentes a la relación entre este estrés y el metabolismo de los lípidos.

1.Catalina-Romero C, Calvo E, Sánchez-Chaparro MA, Valdivielso P, Sainz JC, Cabrera M, et al. The relationship between job stress and dyslipidemia. Scandinavian Journal of Public Health. 2013;41(2):142-9.

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